Las regulaciones de cumplimiento contra el lavado de dinero (AML, por sus siglas en inglés) han experimentado una transformación significativa desde la década de 1970. Lo que comenzó como un enfoque en las transacciones en efectivo para rastrear a actores criminales involucrados en el lavado de dinero, se ha convertido en un sistema robusto de leyes y requisitos que abordan una amplia gama de delitos financieros: fraude, soborno, corrupción e incluso ciberdelitos. Esta evolución refleja la urgencia global de enfrentar actividades delictivas cada vez más complejas, con un fuerte énfasis en implementar técnicas modernas para prevenir el fraude y mitigar la corrupción.
La Ley de Secreto Bancario (BSA) de 1970 buscó frenar actividades financieras ilícitas exigiendo a las instituciones financieras reportar grandes transacciones en efectivo al gobierno. El objetivo principal entonces era identificar y prevenir el lavado de dinero rastreando depósitos y transacciones sospechosas.
Sin embargo, los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos aceleraron cambios significativos en las regulaciones AML, ampliando su alcance para incluir la lucha contra la financiación del terrorismo. Con el tiempo, estas regulaciones se adaptaron para cubrir nuevos y emergentes riesgos, especialmente aquellos asociados con el fraude, el soborno y la corrupción.
La Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN) actualizó sus prioridades nacionales para incluir la corrupción, el fraude y las actividades delictivas transnacionales. Es interesante observar cómo ha progresado esto, especialmente a la luz de la crisis financiera global y otros casos de fraude a gran escala. Estas prioridades se revisan periódicamente para garantizar que los marcos de cumplimiento se mantengan relevantes.
Un alcance más amplio: de AML a Anti-Soborno y Corrupción (AB&C)
A medida que crecieron las regulaciones AML, también lo hizo la necesidad de una definición ampliada de lo que constituye un delito financiero. Ya no se trata solo de rastrear dinero ilícito; los marcos AML ahora buscan detectar y prevenir una variedad de actividades delictivas, incluidos el soborno, la corrupción y el fraude.
En particular, el aumento de escándalos de corrupción corporativa y esquemas de fraude a gran escala, como el caso Odebrecht, destacó el impacto significativo de estos delitos financieros. El caso Odebrecht implicó un escándalo masivo de corrupción protagonizado por la constructora brasileña y marcó un punto de inflexión para la implementación de regulaciones más estrictas sobre AML y AB&C en todo el mundo. Odebrecht licitó contratos por millones y fue acusada de pagar sobornos millonarios para asegurarlos. Esto impulsó esfuerzos globales para combatir la corrupción financiera de manera directa, con autoridades imponiendo multas millonarias. El Departamento de Justicia de EE. UU. llegó a un acuerdo con Odebrecht por una asombrosa suma de $2.6 mil millones en sanciones.
Mitigación de riesgos de corrupción: estrategias proactivas para instituciones financieras
Combatir la corrupción requiere un enfoque multifacético. Desde garantizar una estrategia basada en riesgos hasta la capacitación regular de los empleados, queda claro que la lucha contra la corrupción requiere el compromiso a todos los niveles de una organización.
Para mitigar los riesgos de corrupción, las instituciones financieras pueden adoptar varias mejores prácticas:
- Enfoque basado en riesgos: Adaptar estrategias para centrarse en clientes y regiones de alto riesgo, asegurando una asignación adecuada de recursos.
- Diligencia debida mejorada (EDD): Las cuentas de alto riesgo, como las de personas expuestas políticamente (PEP), deben someterse a una mayor supervisión para garantizar el cumplimiento de las normativas anticorrupción.
- Políticas transversales: Integrar políticas de anti-soborno y corrupción en toda la organización asegura que todos los empleados, desde el personal de primera línea hasta los ejecutivos, estén alineados en la identificación y gestión de riesgos potenciales.
Mejores prácticas contra el fraude: construir sistemas sólidos de detección
Otro aspecto crucial del cumplimiento moderno de AML es la prevención del fraude. Con el auge de la banca digital, las criptomonedas y las fintech, el sector financiero ha visto un aumento en las oportunidades para actividades ilícitas. La combinación de innovaciones digitales y la velocidad de las transacciones financieras ha hecho que detectar y prevenir el fraude sea cada vez más complejo.
Para mitigar los riesgos, las instituciones deben asegurarse de que tanto la tecnología como la vigilancia humana trabajen en conjunto. Las mejores prácticas para combatir el fraude incluyen:
- Uso de tecnología avanzada: Tecnologías como el aprendizaje automático desempeñan un papel clave en la identificación de patrones de fraude y ofrecen monitoreo en tiempo real para detectar actividades sospechosas.
- Capacitación mejorada: Es fundamental educar tanto a empleados como a clientes sobre tácticas emergentes de fraude, incluyendo el phishing, el robo de identidad y las estafas con criptomonedas.
- Creación de bases de datos: Desarrollar una base de datos centralizada de amenazas conocidas y monitorear regularmente actividades sospechosas.
- Monitoreo y auditorías regulares: Las revisiones internas continuas y las auditorías independientes son esenciales para garantizar que los sistemas de detección funcionen como se espera.
La identificación proactiva del fraude es clave. El fraude, al igual que la corrupción, a menudo pasa desapercibido a menos que las instituciones financieras cuenten con las herramientas y estrategias adecuadas.
Es absolutamente crucial mantenerse actualizado sobre los desarrollos globales, especialmente en lo que respecta a delitos financieros emergentes.
Mirando hacia adelante: el futuro del cumplimiento AML
A medida que el crimen financiero se vuelve cada vez más sofisticado, también lo debe hacer el cumplimiento AML. La rápida evolución de las tecnologías, incluido el auge de blockchain y las criptomonedas, presenta nuevos desafíos y oportunidades para las instituciones financieras. El futuro de AML y AB&C requerirá una constante adaptación para mantenerse un paso adelante de los delincuentes que buscan continuamente nuevas formas de explotar el sistema financiero global.
El alcance en constante evolución del cumplimiento AML subraya la creciente necesidad de un enfoque holístico en la prevención de delitos financieros. Al centrarse en la prevención del soborno y el fraude, mejorar la diligencia debida y emplear tecnologías de vanguardia, las instituciones financieras pueden garantizar su resiliencia frente a la corrupción y el fraude, protegiendo tanto a sus clientes como a sus reputaciones.
Phillip Carratala es consultor senior en Integro Advisers, especializado en la prevención de delitos financieros, incluyendo lavado de dinero, detección de fraude y estrategias contra el soborno y la corrupción.
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